miércoles, 7 de mayo de 2014

DIFERENCIAS ENTRE: "PONERSE EN EL LUGAR DEL OTRO", "EMPATÍA" Y "SIMPATÍA"




Muchas veces he escuchado las palabras empatía o ¡hay que ser empático! en ciertas personas cuando hacen referencia a entender a otra persona. Acto seguido, culminan diciendo: "pero es imposible entenderlo(a)".

He aquí que quiero hacer algunas salvedades de lo que a mí respecta.




ENTENDER AL OTRO
Cuando intentamos simple y llanamente entender a otra persona, lo que estamos haciendo es entender una parte mínima de este individuo, desde nuestro lugar. Hacemos un intento desde nuestra propia comprensión (creencias que prejuzgan y alteran de forma sesgada nuestro sistema perceptivo-comprensivo) para explicar su comportamiento. Eso lo hacemos casi todos, todo el tiempo.
Pero el ser humano es mucho más complejo que eso.

En esta comprensión no hay empatía. Corresponde al Nivel I en una escala de 5 niveles en comprensión empática de los procesos interpersonales que Carkhuff (1969) estableció. En esta instancia —hay personas que no salen nunca de este lugar corresponde al nivel de ausencia empática.

Pero por algún lugar se parte.
Debe existir un intento-motivación de hacerlo.
Precisamente aquí.


EMPATÍA
Ahora bien, el término "ponerse en sus zapatos", es una expresión adecuada de lo que refiere a empatía. Y mucho más compleja y exhausta que lo descrito en el párrafo anterior.

Justamente entrar en los calzados de otra persona es más que simplemente entenderlo: es meterse en sus calzados, caminar sus caminos, andar como si uno fuera el(la)... desde lo cotidiano, desde el día a día. Es una comprensión mucho más profunda. Es entender al ser humano desde lo que hace, siente y piensa. A él y a su contexto, de forma integral.

"Es la conexión intersubjetiva (...) que solo se constituye cuando dos individuos habitan en el mismo mundo" (Mussi, 2006, p. 36).
"La empatía se edifica en tanto que cada uno pueda ponerse en el lugar del otro y percibir el mundo como el otro lo percibe" (Mussi, 2006, p. 36). 

Es así que no podemos entender del todo a un campesino desde nuestros preceptos urbanos, entender a una dueña de casa desde nuestros preceptos machistas, entender a un niño desde nuestros preceptos de adultos.

Edgan (1998) considera a la empatía como un recurso chequeo-perceptivo, puesto que en una relación empática (vista desde el ámbito terapéutico) consta de dos partes, y de cumplirse, facilita un flujo afectivo de forma bidireccional: (1) La comprensión (2) Comunicar lo comprendido.

Finalmente, Mussi (2006) desglosa a la empatía en dos partes:
  1. Empatía emocional: COMPRENDE sus emociones.
  2. Empatía de abstracción: COMPRENDE lo que comprende.
La empatía es la principal responsable del éxito terapéutico.

Es por esto que empatía es una habilidad cognitiva, propiamente tal. Yo no siento lo que siente, si no que entiendo lo que siente. Una vez que logramos esta capacidad comprensiva y compleja tarea, podemos pasar a nuestro tercer concepto en cuestión.


SIMPATÍA
La simpatía es la capacidad de poder sintonizar con las emociones ajenas. Aunque popularmente se lo ocupa para describir como rasgo a una persona alegre y dicharachera.

Por consiguiente, yo simpatizo cuando me sitúo alegre ante la alegría de mi compañero, mal ante el malestar de mi vecino, triste ante las penurias de mi amigo, dicharachero ante la festiva juerga de un grupo. Usted verá cómo sigue completando los ejemplos. La idea está.

Es raro que un ser humano no responda al calor con calor y a la hostilidad con hostilidad 
(Truax y Carkhuff).

Mussi (2006), aclara que la simpatía consta de un contagio emocional que se vivencia entre dos individuos, a diferencia de la empatía que exige una representación mental compartida entre los sujetos.

Hay casos de sujetos que no necesitan hacer un esfuerzo de empatía porque han vivido una situación similar (¡nunca igual! Las vivencias siempre son distintas, aunque hayan recurrencias en las historias). Por lo que es mucho más fluido poder simpatizar con la otra persona. Ej. Mujer con maltrato intrafamiliar le cuenta sus sufrimientos a otra mujer que vivió o está viviendo lo mismo.

Por lo tanto: simpatía no es excluyente de empatía... todo lo contrario, van de la mano. Como dicen por ahí: Son las dos caras de una misma moneda.


EN PSICOTERAPIA
Muchos psicólogos, por otra parte, no pueden tratar ciertos casos de pacientes porque simpatizan de manera tan intensa las emociones de su cliente (sea por experiencia directa o indirecta). Esto es lo que llaman un proceso de contratranferencia, motivo por el cual tiene tienen que derivar. Cuando se torna recurrente y el profesional tiene una facilidad enorme de simpatía (y empatía) y poca capacidad de disociación instrumentalporque francamente dichas situaciones lo sobrepasan pueden caer en la zona de peligro denominada Desgaste por empatía —yo lo llamaría desgaste por simpatía, una de las tantas caras del Sindrome del muñeco quemado (o burnout).


Sintetizando:
1. La empatía: es la capacidad para entender de manera profunda lo que está vivenciando una persona y su contexto de formal integral. Es un recurso cognitivo.
2. La simpatía: Es la experiencia de sintonizar con la experiencia emocional ajena. Es el recurso afectivo.


No obstante, para muchos autores la capacidad de comprensión empática y simpática lo resumen dentro del mismo constructo: empatía. Y por lo general, se usa de esta forma. Pero desde mi perspectiva, yo lo veo y lo desgloso así.

¿Qué piensa ud?


Carkhuff, R.R. (1969). Helping and human relations. Nueva York: Holt, Rinehart & Winston.
Egan, G. (1998). The Skilled helper. California: Brooks, cole publishing.
Mussi, C. (2006). Entrenamiento en habilidades terapéuticas. Como mejorar los resultados en psicoterapia.





Lic. Diego Ignacio Almonte
Psicólogo
@Ballpointblue
almonted.ignacio@gmail.com
fb/diegoalmontepsicologo

No hay comentarios:

Publicar un comentario